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LNV: Lenguaje no verbal (I)

“Desde hace tiempo ha sido para mí un axioma

 que las cosas pequeñas son con mucho las más importantes”

Arthur Conan Doyle, novelista creador de Sherlock Holmes (1859-1930)

Según diversos estudios antropológicos entre el

65%  y el 80% de la comunicación es “no verbal”.

¿Somos conscientes de ello realmente?

A diario participamos en conversaciones, reuniones, eventos y demás actos sociales. El lenguaje corporal representa entre un 60 y un 80% del impacto en una mesa de negociación. Hasta un 80% de las personas se forja una idea de la otra persona que conoce en menos de cinco minutos y las primeras impresiones entre 10 y 30 segundos del contacto.

El lenguaje corporal sustituye a los mensajes verbales utilizándose para negociar actitudes interpersonales. Las palabras transmiten información.

Podemos clasificar las partes que conforman la comunicación no verbal en:

KINESIA: Aquellos movimientos que transmiten información en ambos sentidos: sonrisas, miradas, gestos con las manos y brazos, posturas corporales…

PARALINGÜÍSTICA: Tono de voz, volumen, vocalización y velocidad en el habla incluyendo las pausas.

PROXÉMICA: Distancia personal para sentirnos seguros.

La percepción es el proceso nervioso que permite al organismo, a través de los sentidos: recibir, elaborar e interpretar la información que procede tanto del entorno como de uno mismo. Existen diversos tipos de percepción: visual, auditiva, táctil, olfativa, térmica, temporal…

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Una persona con la percepción desarrollada es capaz de detectar en su interlocutor las  contradicciones entre las palabras y el lenguaje de su cuerpo. Las mujeres, en general, son más perceptivas que los hombres. Es lo que conocemos como “intuición femenina”. Existen estudios de universidades prestigiosas como Harvard que avalan el mayor estado de alerta que poseen ante el lenguaje corporal.  Utilizando cortometrajes sin sonido decodificaron mejor lo que sucedía por medio de la interpretación con un resultado satisfactorio del 80% frente al 40% de los hombres.

Cierto es que existen comportamientos congénitos como puede ser un simple cruce de  brazos. Siete de cada diez personas cruzan el brazo izquierdo por encima del derecho.

Otro gesto aprendido genéticamente es la negación con la cabeza. Si recordamos nuestra infancia cuando no queríamos comer más, ¿qué gesto realizábamos? Al igual que al contar mentiras el gesto innato es llevarse las manos a la boca. Este gesto es todavía hoy analizado en discursos políticos y de otra índole desplazando la mano a la nariz en lugar de la boca o incluso al borde los labios.

Otros gestos son reconocidos como universales tales como arrugar la nariz, ensanchar los orificios nasales, o fruncir el ceño para indicar enfado o irritación (incluso en los animales se reproducen estos gestos mostrando los dientes).

Levantar las cejas mientras se saluda o encogerse de hombros mostrando las palmas de las manos indica sumisión hacia nuestro interlocutor.

No mostrar las manos escondiéndolas en los bolsillos es un indicador de no querer entrar en conversación. Al contrario, la muestra de las manos con la palma hacia arriba y su exhibición se asocia a la apertura y sinceridad de las personas que lo practican (típicamente reflejado en jura de cargos, sacerdotes, etc.). Las manos con las palmas hacia abajo proyectan autoridad. Estas sencillas observaciones pueden aportar mucha información.

Los dedos apuntando hacia arriba o al frente mientras se conversa trasladan sentimientos negativos en los receptores a los que se dirige. Análisis estadísticos en espectadores recibiendo un discurso señalándoles con el dedo índice o con el levantado rebelan falta de interés por el mensaje y sentimientos negativos tildando de “agresivo” o “mal educado” al transmisor.

El pulgar es una excepción con el típico gesto de OK. Uno de los recursos para evitar incomodar al público si se utilizan los dedos para comunicar es presionar el pulgar con el índice formando un cero, indica autoridad pero evita la agresividad.

Destaca el gesto de la mano en la cara con un dedo tapando la boca, el índice sobre la mejilla y el pulgar sosteniendo la barbilla. Este típico gesto indica pensamientos críticos en la persona que se encuentra realizándolo especialmente defensiva si los brazos se cruzan y la piernas también lo hacen.

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Es fácil malinterpretar el lenguaje no verbal. Para ello hay que contextualizar los gestos, buscar congruencia y realizar un análisis en conjunto.

Una de las competencias más importantes de los grandes líderes es la elocuencia. La elocuencia es el arte de persuadir a nuestros interlocutores para que actúen en la dirección que más nos convenga y nos ayuden, con un comportamiento (dirigido por nosotros) a la consecución de los objetivos predefinidos. La transmisión de seguridad, naturalidad y coherencia son uno de los grandes atributos de una persona elocuente.

La “neurona espejo” que todos poseemos nos obliga inconscientemente a repetir/copiar las expresiones que vemos. Una rápida conclusión es que si transmitimos reacciones positivas (sonrisa, felicidad) obtendremos reciprocidad positiva. Es importante que la sonrisa forme parte del repertorio más utilizado en el día a día, de esa forma el efecto “boomerang” será inmediato.

Este tema presenta mucha diversidad para seguir tratándolo en próximas entradas del blog.

Dentro de la comunicación no verbal el apretón de manos merece especial importancia. En próximos post del blog abordaré esta práctica milenaria de la que se puede aprender mucho….

 

 

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